La Enfermedad del Capitalismo Patriarcal

por Genevieve Vaughan
Women’s Worlds, Ottawa, 6 de Julio del 2011 Download a PDF

Nosotros, los Europeo/Americanos, resultamos infectados con la enfermedad del capitalismo patriarcal, la que luego transportamos a todas las poblaciones donde nos fuímos asentando. Para muchas fue fatal. Otras han padecido una larga convalecencia de adaptación, y para las pocas afortunadas que la han librado hasta hoy, significa el desgaste continuo de defenderse a sí mismas y a sus tradiciones, en contra de todas las probabilidades. Esta enfermedad daña a todos los demás, así como a nosotros. Es la causa de guerras y opresiones de todo tipo . Engrandece el racismo, el edadismo, el nacionalismo y el prejuicio religioso. Permítanme tratar de decir lo que creo que es.

Creo que el capitalismo patriarcal es una enfermedad económica que se origina en la fusión de los valores patriarcales con los del mercado, creando un enlace entre el hombre que está en el tope de la jerarquía y el dinero. Ambos son conceptos falsos de los modelos del valor y animan a las personas a poseerlos o representarlos. Parecen ofrecer y justificar el dominio, el poder y la habilidad de juzgar a los demás. El intercambio bilateral monetario, dar a fin de recibir un equivalente, cancela el otorgamiento unilateral. Basamos el mercado económico en el intercambio y lo consideramos la única base de la economía al mismo tiempo que olvidamos que el otorgamiento unilateral de bienes y servicios para cubrir las necesidades es también una forma de distribución. El intercambio de mercado es un instrumento para la eliminación de los otorgamientos gratuitos, anulando su gran valor y haciendolos invisibles, al mismo tiempo que se los apropia etiquetándolos como meros ‘productos de conveniencia’. ¿Quién siquiera había pensado en el gran regalo que son los trabajos hogareños hasta que comenzaron a ser valorados en términos monetarios? ¿Quién siquiera pensó en el gran regalo que fueron las semillas fértiles gratuitas de nuestros campos hasta que sus especies comenzaron a ser privatizadas y las fértiles semillas gratuitas fueron reemplazadas con las semillas comerciales estériles denominadas ‘terminator’? ¿Quién siquiera pensó en el gran regalo que fue el agua limpia y gratuita de nuestros ríos, lagos y pozos hasta que fue degradada a un simple ‘producto’ y que escacea por la ominipresente contaminación?

Para mí, este modo de hacer las cosas proviene de la negación de la importancia que tienen las madres, la maternidad y la crianza en la definición de lo humano. Nuestra sociedad ha reducido y aislado la maternidad dentro de la familia nuclear, en vez de haberla extendido hacia la sociedad como un todo. De hecho, el otorgamiento gratuito unilateral y su conjunto de valores, no podrá generalizarse, mientras el principal nexo social continúe siendo el del intercambio.

Y es porque los bebés nacen incapaces de cuidarse ellos mismos, que sus madres tienen que otorgarles cuidados unilateralmente, sin esperar algo a cambio. El otorgamiento unilateral tiene su lógica propia, y crea relaciones de mutualidad y confianza. Une a las personas. Además, un silogismo está conectado a esto: Si A regala a B y B regala a C, entonces A regala a C. El otorgamiento unilateral con el que pudimos satisfacer las necesidades de otras personas, también les otorga valor a éstas por implicación. El receptor no es pasivo, y la utilidad del regalo dependerá del uso creativo que él haga del mismo. El otorgamiento unilateral también puede ser repetido por la otra persona, en un ‘juego’ de turnos. Esto es, la otra persona también tiene la oportunidad de tomar su turno y ser quien tenga la iniciativa en el otorgamiento gratuito, ya sea a una tercera persona o incluso a quien le otorgó gratuitamente en un principio. Este proceso puede verse en las interacciones que ocurren entre las madres y sus hijos, las cuales no son intercambios, sino alternancias de iniciativa en el otorgamiento gratuito unilateral.

Nuestra habilidad para satisfacer las necesidades de otros unilateralmente y nuestra capacidad de transferir esta habilidad a otros ha sido abandonada de nuestra visión del mundo, debido a que reestructuramos nuestro pensamiento a partir del intercambio: dar a fin de recibir un equivalente. El intercambio requiere de cuantificación y de medida, e introduce una ecuación entre el otorgante y el receptor. Esta ecuación de hecho oculta una relación adversaria – ya que cada uno trata de obtener mas del intercambio que el otro, sin darse cuenta de que esto significa que ambos están realmente tratando de obtener algo gratuitamente, o sea un regalo, aún si éste es forzado. A fin de cuentas, esto es lo que la ganancia es, un regalo forzado, obligado, al que no se le reconoce como tal simplemente porque se le llama con otro nombre. Con el regalo de sus trabajos hogareños gratuitos las mujeres contribuyen a tal ganancia, y esto se debe a que los capitalistas y las corporaciones no tienen que pagar por los así llamados ‘trabajos de reproducción’. Luego existen muchos y valiosos regalos que la naturaleza y la cultura nos otorgan; regalos que el capitalismo patriarcal degrada apropiándoselos como productos gratuitos o de bajo costo. Por último allí están los ahorros que las corporaciones se embolsan al no limpiar su propia contaminación y alegar que la naturaleza se encargará de la limpieza. Esos regalos, renombrados como ‘ganancia’, se acumulan y forman más capital, el cual es entonces reinvertido a fin de obligar o forzar la entrega de más regalos.

Todas estas acciones y convoluciones del mercado, sobre las cuales podría extenderme ‘ad infinitum’, tornan difícil el otorgamiento gratuito. En períodos de abundancia el otorgamiento gratuito es sencillo y encantador, sin embargo, en períodos de escasez se torna difícil y un sacrificio en sí mismo. El otorgamiento de ‘ganancias’ a unos cuántos agota los escasos recursos que hubieran sido aplicados a los otorgamientos de subsistencia de los muchos. Por el contrario, cuando se acumula demasiada abundancia en la economía, el exceso se desperdicia obscenamente en guerras y símbolos de dominio. La abundancia torna a la población difícil de controlar, y además, la gente ya no trabajaría para los capitalistas si vivieran en ella. La gente rematriaría, retornaría a una economía de otorgamiento maternal. Esta posibilidad es un peligro real para el capitalismo. En consecuencia, el capitalismo ‘fabrica’ la escasez, a fin de imposibilitar el retorno de la economía de otorgamiento maternal.

Estas extrañas características de la economía del mercado nos parecen normales y naturales. De hecho, no las cuestionamos hasta que comienzan a hacernos la vida difícil.

Quiero avanzar la idea de que el mercado se aprovecha impunemente de los regalos unilaterales de todos nosotros, y que éstos son los regalos invisibles del modelo maternal. Le pertenecen a la economía del matriarcado, y satisfacen las necesidades de todos sin la intención de obtener algo a cambio. El otorgamiento unilateral puede ser expresado por muchos medios y de muchas formas. Creo que el otorgamiento unilateral es la base del lenguaje, y he trabajado muchos años en esa dirección, explorando y mostrando cómo es que las palabras son otorgamientos verbales y las frases son ensambles otorgados. Desde esta perspectiva, el lenguaje es una expresión de maternidad virtual. Maternizamos otorgando bienes y servicios que se expresan en el universo sonoro. Siguiendo esta línea de pensamiento, luego los humanos somos una especie extremadamente maternal, ya que no solo la maternidad humana es de las mas extensas entre las especies, sino que además, maternizamos tanto en lo virtual como en lo material. Y maternizamos en el lenguaje toda nuestra vida (no solo cuando otorgamos cuidados infantiles). Usamos el lenguaje para crear y comunicar nuestros pensamientos, nuestra ciencia y literatura, pero no lo reconocemos por lo que es, una expresión maternal, ya que la mentalidad del intercambio ha borrado el otorgamiento gratuito y la maternidad de nuestra visión del mundo.

v Es por el retorno de la clave interpretativa de la maternidad y la crianza y del otorgamiento y la aceptación unilaterales, que podremos comenzar nuevamamente a ver, entender y realizar el aspecto relacional de la vida. Las madres igualitarias y no-autoritarias, en una suerte de ‘lectura mental’ dilucidan cuáles son las necesidades de sus hijos y adaptan, en consecuencia, su otorgamiento de cuidados, cariños y/o vocalizaciones . Los niños son receptores creativos, y pueden tomarse o no un turno y otorgar a su madre vocalizaciones, gestos, arrullos y/o sonrisas; la madre las recibe y decide si se toma o no otro turno de otorgamiento.

Al hacer esto también proyectamos a la madre sobre el mundo que nos rodea, y recibimos de esta madre tierra sus otorgamientos unilaterales, como percepciones y experiencias y es que hemos aprendido a ser receptores creativos porque fuimos criados por nuestras madres humanas. La interface que existe entre nosotros y la naturaleza es una relación maternal nutriente en la cual asumimos casi exclusivamente el rol receptor. Más aún, preconcientemente, seleccionamos a cuáles percepciones y eventos otorgados por la naturaleza les prestaremos atención. Esto es, somos como una madre que selecciona preconcientemente los cuidados prioritarios que otorgará a su hijo. Resulta que estamos inconcientes, preconcientes y fisiológicamente maternizando a la naturaleza, en lo que respecta a nosotros mismos y también traspasando esta inconciencia a otros.

Las interacciones maternales, tanto si la madre es solamente una persona o muchas, tanto si la madre es una familia extendida o un pueblo completo, proveen las bases de la comunicación por el resto de la vida. Si nos reducimos a explicar que todo este comportamiento es simplemente heredado entonces estaremos amputando la importancia social de la maternidad y del otorgamiento unilateral. Luego ya no usaremos esa lógica del otorgamiento unilateral para ayudarnos a comprender lo que los seres humanos hacemos y porqué lo hacemos. Creo que necesitamos una rematriación de la filosofía y la ciencia Occidentales. Necesitamos traer de regreso el otorgamiento unilateral, como una base para el entendimiento de quiénes somos, fuimos y seremos, como seres humanos, antes de y más alla de la patriarquía y del mercado y actuar de acuerdo con este nuevo entendimiento. Por último, necesitamos rematriar a los Europeo Americanos con la madre que existe en nuestra sociedad y en nosotros mismos y respetar la rematriación de la Gente Nativa con sus tierras y tradiciones, y también detener la destrucción de la Gran Madre que ocurre en todo el mundo.