El regalar y la diosa, Una filosofía para el cambio social

Avalon Magazine 1999

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La sociedad en la que estamos viviendo, llamémosla ‘patriarquía capitalista’ a falta de un mejor término, crea una perspectiva, un par de anteojos que nos son dados en la infancia [para utilizarlos toda la vida, y] NT a través de los cuales aprendemos a observar e interpretar el mundo. Estos anteojos crean una visión selectiva, acercando al primer plano algunas categorías de objetos y alejando al último plano otras. Algunas categorías de objetos devienen totalmente invisibles. Es el privilegio y la responsabilidad de todos aquellos que cren en la(s) Diosa(s), en la magia, en la inmanencia[, lo que es propio] de un mundo mejor, quitarse esos anteojos y reenfocar [sus ojos]. Existe otro punto de vista que ya asumimos [desde el principio,] aún sin saberlo, y es porque estamos entrenados para desestimarlo o para interpretar sus mensajes como algo diferente. Ése es el punto de vista del paradigma del otorgamiento.

Al principio de los sesenta me casé con un profesor de filosofía Italiano y me mudé a Italia, desde Texas. Aprovechando sus estudios de filosofía del lenguaje en [la Universidad de] Oxford, mi marido fué invitado a colaborar con un grupo de profesores Italianos. Éstos estaban iniciando [los primeros trabajos de] una revista basada en la aplicación del análisis Marxista del dinero y las ‘mercancías’ al [campo de] [estudios del] lenguaje. Fuí con él a las reuniones. Estaba comenzando mis veintes en aquel tiempo, y resulté completamente arrollada por las ideas que se estaban discutiendo al interior de ese grupo. Tuve uno de esos momentos de iluminación? en los que parece que puedes entenderlo todo. También pensé: Si esto significa tanto para mí, una chica bastante normal de Texas, [entonces] otras personas problamente tendrían una reacción similar. Y bien, los años pasaron. La revista no fructificó al final de todo aquello, no obstante, mi marido sí escribió [algunos] libros que trataron el tema, durante los varios años que estuvimos casados. Su aproximación [al tema] fue considerar el lenguaje como un intercambio. De alguna forma, aquello no me convencía del todo. No hacía acordes con mi visión original. Por otra parte, estaba profundamente involucrada en la maternidad de nuestras tres hijas, y sentía que el intercambio era tan solo una parte muy mínima de esa experiencia. De hecho, el intercambio [significa] dar-a-fin-de-recibir. Tienes que satisfacer las necesidades de los niños pequeños, unilateralmente. Ellos no pueden intercambiar contigo. A medida que crecen, por supuesto que puedes involucrarlos en [intercambios] manipulativos, pero [hacer] eso por lo general termina dañando al niño tanto como a tí. Sabía que el lenguaje es más viejo que el intercambio, ciertamente más viejo que el intercambio monetario. Las niñas también aprendieron a hablar antes de que aprendieran a intercambiar.

He leído a algunos antropólogos, como Malinowsky y Mauss, quienes escribieron acerca del intercambio simbólico de regalos y el potlatch competivo. [El potlatch es una fiesta ceremonial entre pueblos indios de la costa del Pacífico Norte, donde los anfitriones regalan algunas de sus posesiones. Compitiendo en lo personal, intentando regalar más que sus vecinos y otorgando al pueblo invitado, en una pretensión de ser tan queridos por sus co-muni-dades que esos bienes materiales le serán prontamente restituídos, por lo que no necesitan acumularlos. El status individual allí se mide por la fuerza del apego y el nivel de autoridad que su comunidad les otorga. Sobra decir que con los pueblos vecinos (léase futuros matrimonios) se podía exagerar un poco. Esta práctica resultaba tan irruptiva al capital, promotor de la escasez, que fué prohibida durante varias décadas]. Comenzé a desarrollar una teoría acerca del lenguaje, del intercambio y del dinero. Me pareció que la comunicación es más acerca de satisfacer necesidades comunicativas. Necesidades de relacionarse uno con otro, como seres humanos en lo que respecta a nuestra experiencia del mundo. Hice un análisis del dinero, como una ‘palabra encarnada’ que satisface la necesidad comunicativa que todos tienen en el capitalismo, para relacionarse uno con otro, cerrando la brecha causada por la mutuamente exclusiva propiedad privada. [La propiedad privada convierte a cada individuo en una isla, y la única forma de romper este a-isla-miento es utilizando la ‘palabra-encarnada’ (y so-pesada) del dinero]NT. Me uní al movimiento feminista en Italia, y en mi grupo internacional de formación de consciencia -que estaba integrado en su mayor parte por mujeres conectadas a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (sucedió que estaba cerca de mi casa)- hablábamos mucho acerca del trabajo otorgado (a título gratuito) por las mujeres en sus hogares. Comenzé a ver que las labores de la mujer [en su casa] son un trabajo otorgado, y que ese trabajo es la base de la co-muni-cación (‘muni’ significa ‘regalos’ en Latín); El otorgamiento de regalos gratuitos entre todos es lo que forma la co-muni-dad. Aún más concreto, al nutrir a nuestros niños, estamos formando tanto los cuerpos como las mentes de [los futuros adultos que terminaremos otorgando a nuestra co-muni-dad, ]NT [en su calidad de una nueva generación de miembros]. Esta comunicación material, sin-signos, y que involucra dar y recibir sin recibir un pago a cambio, es lo que nos hace humanos, generación tras generación.

El otorgamiento tiene una lógica transitiva inherente: Si A otorga a B y B otorga a C, entonces A [también] otorga a C. Por otro lado, cuando satisfaces la necesidad de alguien, estás valorándolo, ya que la implicación es que si ese alguien no te importara, [entonces] no estarías satisfaciendo su necesidad. El otorgante tiene que enfocarse en la necesidad del otro, así que la acción está orientada-al-otro. Su satisfacción se encuentra en el cumplimiento, y en el bienestar de la otra persona. El receptor debe utilizar activamente lo que se le ha otorgado, o el regalo se habrá malgastado. Su posición es creativa, y [definitivamente] no es pasiva, como algunas veces se había imaginado. Puede tomarse turnos después, y convertirse en un otorgante también, otorgando algo a alguien más, pero no se siente obligado a ‘pagar’ al otorgante original un equivalente de lo que éste le ha otorgado. La motivación del otorgamiento es la satisfacción de la necesidad, no el ‘pago a cambio’. Las necesidades evolucionan y cambian. Después de que las necesidades básicas son satisfechas, nuevas y más complejas necesidades se desarrollan. Los niños, que inicialmente viven de la leche después necesitan otros tipos de alimento; aprenden a caminar y necesitan que sus madres les enseñen a ser independientes, y las madres también satisfacen esa necesidad. El otorgamiento y la recepción de regalos crea lazos entre el otorgante y el receptor. El receptor sabe [ahora] que alguien más está ‘allí afuera’, ya que ese alguien ha satisfecho su necesidad. El otorgante sabe [ahora] que el receptor está ‘allí afuera’ porque ha visto su necesidad, e ideado o procurado algo que la satisfaga; y [ahora] sabe que ha influído [positivamente] en el bienestar de esa otra persona. [Todos] estos lazos son creados en ausencia de una expectativa de reciprocidad. No es la incursión de una deuda la que forma el lazo, sino la satisfacción directa de la necesidad del otro. Esta capacidad parar formar lazos, que está en la base de la co-muni-dad, ha sido a menudo vista [por la academia patriarcal]NT como [un comportamiento] instintivo. Sin embargo, tal como las mujeres han insistido recientemente,[ en el mundo real,] la crianza requiere de una gran suma de esfuerzos[ muy] conscientes, de parte del otorgante de cuidados.

Opuesta al otorgamiento gratuito está la Actividad del intercambio, donde las necesidades del otro son satisfechas únicamente con la finalidad de procurar la satisfacción de mis propias necesidades. El intercambio involucra una lógica guiada por el ego, y requiere de cálculo, cuantificación y medida, para asegurarse de que lo que se recibe tiene el mismo[, o más] [valor] que lo que se entrega. El intercambio es adversario y competitivo, ya que cada participante está tratando de obtener tanto como pueda de la transacción. Nuestra economía capitalista está basada en el intercambio. La lógica del intercambio invade progresivamente con sus influencias todas las relaciones de otorgamiento gratuito que solíamos [disfrutar]NT. El dinero se usa [hoy] para definir el valor de las personas; los economistas hablan del ‘mercado de matrimonios’, del ‘libre mercado de las ideas’ y del ‘capital humano’. Los restaurantes de comida rápida asumen la función de la nutrición y la publicidad ‘educa’ [la evolución de]NT nuestras necesidades – peor aún, pagamos por esta ‘educación’ como parte del precio del producto. Para el mercado la necesidad existe únicamente si está acompañada de una ‘demanda efectiva’, la demanda de aquellas personas que disponen del [suficiente] dinero para pagar por sus productos [y servicios]. [Las necesidades que no cumplen este requerimiento]NT simplemente no ‘existen’.

La economía de intercambio requiere de la escasez para funcionar apropiadamente. Si el otorgamiento gratuito fuera el modo de distribución [dominante][, entonces] el intercambio devendría innecesario. La gente no intercambiaría, si sus necesidades estuvieran ya siendo satisfechas por el otorgamiento gratuito. Podemos ver la creación de escasez cuando, por ejemplo, una producción muy abundante de, digamos duraznos, se entierra, en un intento de mantener alto el precio de los duraznos que ya están en el mercado. La abundancia es también causa de que la jerarquía pierda su apalancamiento. Nadie tendría que obedecer, o cuidar, o recompenzar al ‘individuo en la cumbre’, si todos pudieran cubrir sus necesidades en otro lugar. La escasez está siendo creada artificialmente mediante el gasto en armas: ($18 mil millones de dólares son gastados cada semana en armamentos, a nivel mundial; esa suma alimentaría a todos los hambrientos del mundo por un año). [También se crea escasez con] otros gastos desperdiciantes y carentes de beneficio público; [toda esta estéril actividad]NT tiene el propósito de crear y mantener un ambiente [económico] en el que el intercambio y la jerarquía parezcan ser necesarios para la supervivencia. Existe también una cierta clase de ‘escasez de significancia [existencial]’; llegar a la cima [del poder, del dinero, de la belleza o de la fama]NT parece ser la [única] forma de darle significado [e importancia] a nuestras vidas. El fracaso en esta escalada de dominio aparentemente torna nuestras vidas en un sinsentido.

Pienso que si hemos de entender lo que está sucediendo, la distinción básica que debe hacerse es la que hay entre el otorgamiento gratuito en una mano y el intercambio en la otra. La perspectiva del intercambio es tan poderosa e invasiva que [termina] obscureciendo y anulando al otorgamiento gratuito. [Ya] ni siquiera usamos palabras que reconozcan[ y cultiven] la actividad del otorgamiento gratuito. Por ejemplo, los arquéologos hablan acerca de la ‘compartición de alimentos’ como algo que fué importante en los principios de la prehistoria, y un libro reciente1 menciona al ‘acicalado’ como una base posible para el desarrollo del lenguaje. La compartición alimentos puede verse como un otorgamiento gratuito y el acicalado es un servicio que todas las madres realizan. Al no reconocer al otorgamiento gratuito como una forma de comportamiento humano, independiente e importante, con una lógica que le es propia, la continuidad [semántica y cognitiva] que existe entre la maternidad y otras clases de actividad se pierde. Los antropólogos que estudian el otorgamiento gratuito en las así llamadas culturas ‘primitivas’, hablan del ‘intercambio de regalos’. La concentración [de sus estudios] ocurre en la deuda, así como en la reciprocidad forzada. Su alegato de que éstas son fundamentales para la [creación] de lazos humanos deniega la [muy superior] capacidad de creación de lazos humanos [y de apego]NT de la recepción y el otorgamiento directos.

A través de los años he desarrollado una teoría del lenguaje como un otorgamiento gratuito, en contraste con la teoría de mi ex-marido, que considera al lenguaje como un intercambio. Mientras que otorgamos el uno al otro y creamos comunidad, existen muchas cosas materiales que no podemos otorgar, como las montañas o el sol; además muchas cosas inmateriales, como la justicia o la asociación, que no pueden ser transferidas o simplemente entregadas a otra persona. Las palabras son los regalos sonoros, socialmente inventados y comunalmente validados que podemos otorgar entre nosotros, de la misma forma que otorgamos otros regalos materiales e inmateriales, creando [así] nuestros lazos y apegos con el grupo, verbalmente, cuando no podemos hacerlo en lo material. Satisfacemos las necesidades comunicativas de los otros. [Al hacerlo, estamos tratando de ‘sintonizar’ las mentes de todos] en una misma y compartida relación con el mundo. La especificación de esta relación, en cualquier momento [dado], constituye la transmisión (emisión y recepción) de información. Estamos relacionados uno con otro, en comunidad, como otorgadores y receptores verbales, en lo concerniente a [los millares] de elementos y aspectos específicos del mundo [semántico]. (Y seguimos relacionados, aún si hubiéramos abandonado ya el otorgamiento gratuito en lo material, como resultado del intercambio capitalista). La sintaxis misma puede ser vista como una transposición del otorgamiento desde el plano del comportamiento interpersonal al plano de la relación entre las palabras. El sujeto, predicado y objeto pueden ser vistos como el otorgante, el regalo o servicio, y el receptor. Una teoría del lenguaje de este tipo restaura la maternidad o la crianza a su lugar [original] como el factor principal de nuestra humanización, no solo como una especie [biológica] sino también como individuos, vida a vida.

El razonamiento abstracto ha resultado influenciado por el intercambio. No es una actividad sui generis. Tan solo es una complicación del otorgamiento gratuito y del lenguaje, que ha abandonado, o anulado, los contenidos orientados-al-otro a fin de poder lidiar con temas de causa y efecto, cuantificación, capacidad de autoreflexión, los estados conscientes y supuestamente lidiar también con toda ‘actividad’ no-evaluativa (sin otorgamiento-de-valor). Al abstraernos del otorgamiento gratuito, nosotros mismos nos estamos preparando para el intercambio. Eliminamos las relaciones humanas significativas y el apego, ambos basados en el otorgamiento, y separamos la razón de las emociones, que son las que responden a las necesidades. Nuestras respuestas emocionales crean el mapa que nos dice dónde y qué regalos otorgar. Al basar nuestro razonamiento, como lo hacemos, en las ecuaciones y categorías del intercambio, mientras que desacreditamos a nuestras emociones; descubrimos [repentinamente] que nuestras vidas ya no son ‘significativas’. Esto se debe a que el ‘significado’ [o sentido] -de la vida así como del lenguaje- está hecho de [un solo material:]NT comunicación otorgante gratuita. También olvidamos que la verdad está orientada-al-otro, que satisface la necesidad de conocer del otro; y por el contrario, quela mentira está contruída de acuerdo con el modelo del intercambio, esto es, satisfacer solamente la necesidad del que habla. Nuestra falta de honestidad es también una falta de altruísmo y el otorgamiento gratuito resulta derrotado una vez más.

Muchos aspectos de nuestras vidas están estructuradas por el paradigma del intercambio sin siquiera darnos cuenta. Por ejemplo, la justicia está contruída con el modelo del intercambio. Cuantificamos el delito e imponemos un pago. El sentimiento de culpa es un cierta clase de anticipación personal para pagar. Mejor necesitamos de bondad y perdón. También necesitamos concentrarnos en las necesidades de todas las partes involucradas. La ganancia, en el significado Marxista de valor excedente, es un pago omitido por una porción de la labor del trabajador, y puede ser considerado un regalo apalancado [y forzado] [para el empleador]. El sistema de intercambio depende de este regalo para su motivación, y de los muchos otros regalos gratuitos que también se apropia; productos del trabajo nutriente de mujeres (y de algunos hombres), y aplicados en su origen al cuidado de los hijos y mayores [de sus empleados]NT, a la ocasionalmente laboriosa actividad de las compras [para la salud y bienestar de sus empleados]NT, y a la ‘reproducción’ de su ‘capital humano’. La esclavitud, con sus muchas clases y nombres, a lo largo de la historia ha provisto la fuerza de trabajo ‘adicional’, no retribuída, que ha sido necesaria para el crecimiento ‘justo’ e igualitario del intercambio. En el presente, la labor barata y los recursos naturales de los países del tercer mundo proveen de un flujo de regalos [forzados] a las economías de mercado del Norte.

Al quitarnos los anteojos del intercambio dejaremos de ver a la Madre Tierra como la [terrible] adversaria, o como [fuente de] materia prima para nuestras ‘grandiosas’ aventuras de capitalismo. La veremos como la Gran Otorgante. Cada uno de los 4 4 elementos tiene una cualidad otorgante diferente. El fuego puede regalarse a otros y no agotarse, el agua nutrir la vida, pasando a constituir la mayor parte de nuestra masa corporal, la tierra darnos piso, espacio, e innumerables regalos de plantas y animales, y el aire fluir de zonas de alta presión a zonas de baja, de donde hay más, a donde hay menos. (Esta es la respuesta que ésta flotando el viento). Nuestros corazones impulsan la sangre que satisface las necesidades de nuestras células. Luego ésta retorna para ser re-oxigenada. Cada nicho ecológico cubre las necesidades de [todos] los animales y las plantas que se han adaptado a él. La luz de las estrellas transita distancias casi infinitas hasta arribar a nuestros ojos, que la reciben como un regalo. La Madre Tierra misma ha tomado [el regalo] de luz [y calor] del Sol y con él ha creado la Vida, en sus innumerables patrones interactivos (de otorgamiento). Es [y ha sido siempre] el otorgamiento gratuito Su Actuar, no el intercambio. ¿Cómo fué entonces que el intercambio apareció?

¿Cómo fué que nos alejamos tanto del Actuar de la Madre? Creo que la respuesta va más o menos así: Al nombrar a niños y niñas con términos difrentes según su género, hemos alienado a nuestros niños varones. [Al cometer tan grave error]NT, les hemos enseñado a ellos que tienen que ser diferentes a nosotras, sus madres, las otorgadoras de regalos. Aún sabiendo nosotras cuán difícil es construírse una identidad [renunciante] del otorgamiento gratuito, [materia] con el que nuestros mismos cuerpos y mentes, y los de ellos, han sido formados. Los psicólogos cognoscitivos ya nos han señalado que construímos nuestras categorías utilizando prototipos2. Creo que cuando el niño descubre que él NO pertenece a la misma categoría que su madre, la otorgadora de regalos, [porque lo infiere o porque de plano se lo decimos,]NT [libera a la madre solo para aferrarse inmediatamente del padre, y lo eleva entonces a la cima, como el ejemplar de ‘todos los que son como él mismo’,]NT el prototipo de la categoría ‘humana’. [A partir de ese momento] el niño ‘se amolda’ al prototipo de su padre, desarrollando una identidad no-nutriente y no-femenina; pareciéndole ésto la ‘correcta’ identidad ‘humana’. Existe una relación de uno-a-muchos entre un prototipo y las cosas que se le relacionan; así que, lógicamente, existe solo un prototipo por [cada] categoría. Los niños se encuentran en la [difícil] situación de tener que estar compitiendo con el padre y con otros varones con el propósito de desarrollarse en el único prototipo de [la categoría] humano. Una tarea contradictoria [en sí misma] y casi imposible. La competición para llegar a la cima y permanecer allí se intrumenta con un [abuso rutinario del poder sobre ‘los otros’] y con dominancia. Las jerarquías están [deliberadamente estratificadas] para proveer muchos niveles de categorías, y así lograr que [más] y diferentes personas se involucren en [la lucha por alcanzar] la posición prototipo. A consecuencia de esta agenda, mal concebida y artificiosa, las mujeres son vistas [por los hombres] como aquéllas [casi humanas]NT que no pueden ser prototipos del concepto humano y que no compiten por la dominancia. [Afortunadamente], ellas continúan siendo socializadas para ser [futuras] madres y para seguir un agenda diferente, más humana y otorgante de regalos. El hecho de que tanto hombres como mujeres puedan participar en la fuerza de trabajo, y así también ambos otorgar cuidados infantiles, sólo demuestra que éstos son roles y sistemas de valores socialmente impuestos. No son biológicamente predeterminados. [Tristemente], muchas personas tienen ambos sistemas de valores operando en su yo interno, con todo el conflicto y la confusión que eso les ‘engendra’.

Los antropólogos hablan [algunas veces]NT acerca de un ‘guión de hombría’, transcultural, y entonces describen muchos ritos de pubertad, mas o menos atroces, cuyo propósito es asegurar el distanciamiento entre el muchacho, su madre,y el actuar nutridor. El estoicismo y la autonomía que se exige de los muchachos para ‘abrazar’ esta causa [de la hombría], les dá el coraje necesario para ser impasibles a las necesidades propias y ajenas. Por supuesto que es necesaria la atención a las necesidades, para que el curso del otorgamiento gratuito fluya libremente. La competencia y el dominio son parte del guión, y son impuestos en oposición [abierta]NT al otorgamiento gratuito, a la coperación, a la inclusividad y a la celebración de [nuestras] diferencias. Hay un lugar [en este planeta] donde no tiene lugar este ‘guión de hombría’, y es en la isla de Tahití. El lenguaje de Tahití no contiene términos de género 3. Para mí, esto parece reforzar mi idea de que el guión [de hombría] es básicamente escrito [, codificado]NT por el lenguaje mismo, causando un problema de categorización equivocada. Algunas otras sociedades cazadoras-recolectoras, como la !Kung Africana, viven en armonía con la naturaleza. Tales sociedades reconocen que la naturaleza les nutre, otorgándoles regalos en una ‘economía cósmica que todo lo comparte’ Allí el prototipo maternal se reconoce, se proyecta sobre la naturaleza, aún en ausencia de términos de género y de misoginia en el lenguaje. Si es que el lenguaje está basado en el otorgamiento gratuito, y si ya antes aceptamos que el lenguaje [fué la habilidad crítica]NT para la evolución de la humanidad, podemos entonces decir que, al menos parcialmente, el otorgamiento gratuito ‘engendró’ la evolución humana. Ahora, somos otorgadores y receptores de regalos, tal como la naturaleza; y sin embargo, interpretamos mal el regalo de nuestras diferencias biológicas, y malinterpretamos también los regalos correspondientes a nuestras definiciones de género, y de allí concluímos que [los géneros] tenemos guiones de vida básicamente diferentes. Esos guiones enajenan a media humanidad de la norma del otorgamiento gratuito y [‘castigan’]NT a la otra media, con una relación [servil, subordinada e instrumental]. Una solución tranquila y a [muy] largo plazo para este problema, sería la eliminación de los términos de género [en el lenguaje], en Tahití. Otra [solución] es la restauración del prototipo maternal. Todos fuimos niños, y tuvimos que haber tenido madres u otorgadores de cuidados que nos criaron. Y es por eso que podemos entender a la Naturaleza como La Que Nos Provee, en un actuar otorgante a gratuidad. Podemos [entonces] desarrollar una epistemología en la que nuestra respuesta a estas [magníficas]NT experiencias y aprendizaje [maternales], contenga una cierta gratitud. Al ‘entregar’ nuestros regalos al mercado, al paradigma del intercambio y a los valores del ‘guión de hombría’; también nos hemos cegado a nosotros mismos, ‘invisibilizando’ este aspecto [fundamental] de nuestra naturaleza humana. El paradigma del intercambio compite despiadadamente con el paradigma del otorgamiento. Muchas de las grandes atrocidades de la historia, desde la ‘quema’ de brujas hasta el genocidio de las poblaciones indígenas, han sido motivadas por la necesidad [que tiene] el paradigma del intercambio de borrar el modelo maternal, el del otorgamiento gratuito, como Prototipo [a seguir] para la humani[zación] de la vida en la tierra. Ignorando que en este momento la economía del intercambio ya está destruyendo el planeta y penalizando a [la mayor parte] de la humanidad con pobreza, enfermedades, violencia y guerras. Debemos llegar a ser lo suficientemente sabios como para ir abandonando este paradigma [enajenante], y retornar al [de origen,] nutriente y maternal.

Estamos en tiempos críticos. Como psicótica, la sociedad ‘sobre-actúa’ [inconcientemente], representando su psicosis a otros niveles más externos: en sus instituciones y jerarquías, en sus guerras, y también en sus actos individuales y colectivos de violencia competitiva, por la [conquista] de la posición dominante. Mientras escribo estas palabras, mi país y el tuyo están ‘sobre-actuando’ su ‘guión de hombría’, [con el oscuro propósito de] destruir el prototipo masculino de otra sociedad, arrojando millones de toneladas de bombas fálicas y misiles sobre ‘su’ territorio y ‘su’ población, para ya librarse de ‘esos individuos’. [Una vez aniquilada toda ‘reticencia’]NT, en el más largo plazo, los [grandes] ‘negociantes’ del primer mundo merodearán, y acecharán, a [las economías locales, otorgantes, y de bajo impacto de]NT los países del tercer mundo, en nombre del ‘libre comercio’. [Luego] se ‘fabrica’ la escasez donde la abundancia [antes] prosperaba, provocando hambrunas y enfermedades para los muchos, mientras que unos cuantos en la cima acumulan el capital que les permite apalancar su poder sobre los muchos. En este [triste] escenario el otorgamiento gratuito parece ireal, [una fantasía,] un sueño imposible. Sin embargo, [incluso] las psicosis pueden ser curadas. La media humanidad a la que no se le ha [asignado] ese ‘guión de hombría’ puede comenzar a validar los valores del otorgamiento gratuito y a promoverlos, tanto personal como políticamente. La otra mitad puede comenzar a cuestionar ese guión [enajenante], en vez de abrazarlo y ‘sobre-actuarlo’ impulsiva e inconcientemente.

Podemos todos mirar a los [grandes] problemas sociales como necesidades, que están esperando ser satisfechas. Soluciones a los problemas de nuestra sociedad, a sus ‘desplantes’ psicóticos, a sus patrones de comportamiento cruel, [criminal, y a veces]NT, asesino. [Esas soluciones] son los más grandes regalos que alguien puede dar [a los muchos]NT. Son los regalos que habrán de ser para los niños del futuro, y para la Madre Tierra misma, que no quiere ver sus preciosas creaciones destruídas. También [esas soluciones] nos proveerán del regalo curador del autorespeto, al [comenzar a] actuar de acuerdo con la [verdadera inherencia de] la raza humana, en armonía con el universo, [eterno] otorgador de regalos [vitales y maravillosos]. Creo yo que un activismo social y político bien pensado es una vía para comenzar a otorgar esos regalos. Otra es la creación de modelos alternativos. Una más es [el inicio de] una comunicación de ‘meta’ nivel, donde hablemos de la sociedad ‘enferma’ y de la economía otorgadora de regalos. Simultáneamente tenemos que evadir los obstáculos que han impedido hasta ahora el cambio de paradigma. Por ejemplo, la caridad, si bien involucra otorgamiento gratuito, es funcional solamente sobre una base individual, [absteniéndose de alterar] el status quo sistémico. [La caridad es una de las herramientas de control de daños, usadas por el paradigma del intercambio, a fin de justificar la continuación de su empoderamiento]NT. Necesitamos concentrarnos en la transformación [de todas] las instituciones psicóticas, [generadoras de miseria humana]. No solamente en salvar a [cada una] de sus víctimas individuales. Si logramos transformar todas esas instituciones y retornar al paradigma del otorgamiento, [habremos sido misericordes con todos, incluso con nuestra dignidad]. Creo que la popularidad de la Princesa Diana, así como de la Madre Teresa, se debe a nuestro vehemente deseo de un prototipo [a emular], [genuinamente] otorgante y femenino. Estas dos mujeres terminaron [tristemente] enclaustradas al interior de instituciones patriarcales. En lo general ambas se abstuvieron de ‘incomodar’ al sistema mismo, y su involucramiento [se redujo] a la práctica de la caridad para los individuos. Creo que el cambio sistémico es la clave, ya que es el sistema mismo el que está causando los problemas. La [excesiva] concentración [de nuestros esfuerzos] en la caridad individual nos distrae de la [más imperiosa] necesidad del cambio sistémico. [Además, la caridad individual está ocultando la insolvencia inherente del paradigma del intercambio, facilitando su existencia].NT [Al final, la Caridad es una aliada del status quo, en vez de su desafío].

Otra paradoja involucra a la posición misma del prototipo. Si el prototipo social es, como creo, tan solo una proyección de la instrument[ación] de nuestro proceso-de-formación-del-concepto; entonces concentrarse en su singularidad y dominancia crea una mentalidad excluyente, tal como pasa con el monoteísmo. El prototipo ‘singular y dominante’ del otorgador a gratuidad es un sinsentido, una contradicción de términos. Y esto es porque el otorgador de regalos siempre incluye al otro[, adoptando una identidad compartida]NT. Y por otra parte, como dice Patricia Mognahan, la espiritualidad nunca es monoteísta. En el otro extremo puede verse a [las jerarquías] Cristianas proponiendo un prototipo masculino del otorgamiento a gratuidad (quizá la idea de La Trinidad intenta resolver la paradoja [resultante], reintroduciendo la pluralidad en el prototipo, unificando los muchos en el Único.) El monoteísmo y las jerarquías patriarcales [han estado] ocultando el otorgamiento a gratuidad que las mujeres han estado realizando a diario, [en todas los ámbitos y] a lo largo de una historia [aún pendiente de escribirse]. La validación del sacrificio [como una virtud], nos impide ver que este contexto de escasez [en el que vivimos], donde el sacrificio sucede necesariamente, es una creación, [un artificio] del sistema de intercambio.

Aquellos de nosotros que honran las antiguas costumbres y aman a la Madre Tierra, acercándose a ella con asombro, pueden participar de la diversidad de la vida, más allá del monoteísmo, amando al Todo en cada una de sus partes. Cuando creamos una sociedad en la que el otorgamiento gratuito se ha establecido como la norma humana, allí nuestra espiritualidad se libera y entonces reconocemos a la Diosa Madre que [reside] en este planeta, así como [en el espíritu] de cada persona. Aunque algunos de nosotros puedan sentir que ya vivimos esa experiencia, tenemos que tener siempre presente la grave situación en que la sociedad [como un todo] se encuentra y tratar de hacer extensivo nuestro otorgamiento de regalos al panaroma completo. La protesta contra la patriarquía es una necesidad espiritual. Debemos [todos] [cuidar] maternalmente a [nuestra] sociedad, al futuro, a nuestra Madre la Tierra y también a [todas] las madres humanas, así como a [todos] los niños. Al hacer un llamado a las antiguas diosas de otras culturas, así como de la nuestra, nos empoderamos con sus regalos; Estaremos también respetando [las oraciones] de quienes nos precedieron, de no haber vivido su vida en vano, por el futuro de su progenie, una que persista y [goce] de este mágico planeta, el que habremos de proteger. Cuando observamos a nuestro planeta desde el espacio [y lo comparamos con otros], nos damos cuenta de que estamos viviendo en un Edén. El sol [también] brilla en otros luna(s) y planetas, sin embargo, ellos son desiertos, vacíos, abismales. La tierra ha creado toda esta abundancia de vida, [recibiendo el regalo] de energía del sol. Ella es la receptora-y-otorgadora creativa. Debemos honrar sus procesos. Cuando hayamos restaurado la vía del otorgamiento a gratuidad, podremos entonces co-muni-carnos con los espíritus de la naturaleza, que no tienen un guión de género. Actualmente nuestro sistema de intercambio debe resultarles tóxico, así que se mantienen alejados de nosotros. Nuestras habilidades psíquicas no pueden desarrollarse. Y esto es porque nuestras mentes se han vuelto manipuladoras, debido a su contenido económico. Quizá si creamos una sociedad fundada en el otorgamiento de regalos, entonces podremos también formar una comunidad con los espíritus de los muertos, prácticamente un cielo en la tierra.


Bibliografía

1. Dunbar, Robin1996/1998. Grooming, Gossip, and the Evolution of Language. Cambridge Mass. Harvard University Press. Jump back to footnote 1 in the text.↩
2. Lev Vigotsky,1962, Thought and Language . Cambridge. The M.I.T. Press. George Lakoff, 1987,Women, Fire and Dangerous Things. Chicago, University of Chicago Press. Jump back to footnote 2 in the text.↩
3. David G. Gilmore, 1990. Manhood in the Making. New Haven & London, Yale University Press. Jump back to footnote 3 in the text.↩
4. Nurit Bird-David,1992 ‘Beyond “The Original Affluent Society” in ‘Limited Wants, Unlimited Means’ ed. John Gowdy, Island Press, Washington, D.C.1998. Jump back to footnote 4 in the text.↩